#zorrito

Le encantaba dormir… era su momento, su espacio… donde olvidaba problemas, atados anteriores, ex señora, impuestos y clientes cachos. “Dormir es un placer, genial, sensual…” decía emulando la canción. La gente se molestaba porque era “muy weno pa’ la pestaña”… pero finalmente era muy sincero… a nadie le gusta que le digan que es flojo porque duerme… pero a él le daba lo mismo… ya había vivido todo, tenía hijos, nietos, su vida resuelta… así que a quien le molestaba se tenía que aguantar. Alguien una vez le preguntó “¿qué ganas con dormir?” y esa pregunta le quedó dando vueltas… tanto que no vio esa mañana el auto que lo chocó… él no tuvo la culpa… fue el pavimento resbaladizo y la insistente pregunta que le daba vueltas. No le pasó nada, pero igual tuvo que ir al hospital a hacer la famosa alcoholemia. El hospital estaba como siempre… repleto de gente… por lo que se sentó a esperar. La comodidad y el calorcito del lugar, claro, le dio sueño, por lo que se mandó su “zorrito” (sueño cortito). Nunca se percató que justo en ese instante las cámaras de TV de todos los medios hacían una nota acerca de colapso en los servicios de urgencia y menos que el sería enfocado, grabado y catapultado como la imagen del paciente que “llevaba horas esperando atención… tanto que lo venció el sueño” dirían los titulares. No se dio cuenta porque, obvio, estaba durmiendo cuando pasó. Al día siguiente lo llamó todo el mundo. Clientes, amigos, detractores del gobierno, grupos de ciudadanos enfurecidos, candidatos que buscaban una imagen potente para sus campañas, ministros y hasta el presidente. Ahora sabía lo que ganaba durmiendo… se compró un auto con lo de la campaña, le mejoraron el sistema de salud, ganó lucas por el uso de su imagen y se compró una cama nueva… más cómoda y con calientacamas para dormir en el frio invierno del sur.